Uno se imagina a la mujer de sus sueños como la cerveza: rubia, espumosa, con buen cuerpo... Y en realidad, sí que es como la cerveza: fría, con su punto de cebada, y amarga.
Mi pensamiento cañero 9/2/16 El dolor pasa, el sudor se seca, el cansancio se termina, pero no desaparece la satisfacción de haber logrado lo que te propusiste.
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